Vaska fue un gato que cazaba pájaros para que una de sus dueñas los cocinaran y pudieran sobrevivir durante la Segunda Guerra Mundial.
Un libro narra la historia de Vaska, un gato que cuidaba a sus dueñas y cazaba animales para que tuvieran algo para comer durante los tiempos difíciles y de hambre que se vivieron en la ciudad de Leningrado, Rusia, actualmente San Petersburgo, durante la época de la Segunda Guerra Mundial.
La historia de Vaska es retomada en el libro “Últimos testigos. Los niños de la Segunda Guerra Mundial”, de la escritora Svetlana Aleksiévich, en la cual, el gato se convirtió en el proveedor del hogar y gracias a lo que pudieron sobrevivir las dos mujeres.
El relato de la historia de Vaska lo realiza la nieta e hija de las mujeres rusas que eran las dueñas del gato durante la época de escasez de la Segunda Guerra Mundial por los ataques del ejército Nazi y cuya historia también ha sido retomada por los museos locales.
Mi abuela siempre decía que ella, mi madre y yo, su hija, sobrevivimos al duro bloqueo de Leningrado y al hambre solo gracias a nuestro gato Vaska. Si no fuera por este animal pelirrojo, mi hija y yo habríamos muerto de hambre como muchos otros».
La historia menciona que todos los días Vaska salía de caza y la abuela preparaba un guiso con lo que el animal lograba capturar, por lo regular pájaros. Además, el gato esperaba sentado la comida que era preparada con los productos que éñconseguía.
Vaska alertó a sus dueñas sobre bombardeo en Leningrado
Vaska no solo llevaba alimento sino también presintió el bombardeo que estaba a punto de ocurrir en Leningrado, por lo que alertó a las mujeres cuando empezó a dar vueltas y maullar “lastimosamente”.
La joven que narra la historia explica que su abuela recogió sus cosas y salió corriendo de la casa junto con su hija y Vaska. Cuando huyeron al refugio, las dos mujeres se encargaron de tratar al gato como un integrante más de la familia y vigilaron que no se lo llevaran y se lo comieran debido al hambre de la época.
Vaska, el gato que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial
El hambre era terrible. Vaska estaba hambriento como todos los demás y flaco. Durante todo el invierno y hasta la primavera, mi abuela recogía migas para los pájaros, y a partir de la primavera se iban de caza con el gato.
La abuela echaba migas y se sentaba con Vaska en la emboscada, su salto era siempre sorprendentemente preciso y rápido.
«Vaska estaba hambriento con nosotros y no tenía suficiente fuerza para quedarse con el pájaro. Cogió un pájaro y la abuela salió corriendo de los arbustos y le ayudó», relata la nieta.
Así, desde la primavera hasta el otoño, también comían pájaros. Cuando se levantó el bloqueo y apareció más comida, e incluso después de la guerra, la abuela siempre le daba al gato el mejor trozo. Lo acariciaba cariñosamente, diciéndole: eres nuestro sostén.
El gato fue enterrado junto a los familiares
Cuando el gato Vaska murió en 1949, la abuela lo enterró en el cementerio y para que la tumba no fuera pisoteada colocó una cruz y escribió “Vasily Bugrov”, como si se tratara de una persona. Luego, la madre de la joven que narra sepultó a la abuela a lado del gato, y después la nieta enterró a su madre en el mismo lugar. “Así que los tres yacen detrás de la misma valla, como en la guerra, bajo una misma manta”, agrega.
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