Perros

Oddy siempre fue para Natha, aunque ella no lo supiera

Aquella joven nunca pensó en tener un cachorro hasta que Oddy apareció en su camino

Ella lo miró en un autobús, por cosas del destino él iba en el asiento de adelante y ella en el de atrás. En ese pequeñito momento ella intuyó que ese diminuto cachorrito era hermoso y especial, lo que nunca sospechó es que más tarde, ese mismo día, ella sería la afortunada dueña de este perrito.

Como todos los día, Natha y su entonces pareja, salían con el tiempo preciso para llegar al trabajo. Sin embargo ese día hubo algo distinto, el amor en forma de perro les distrajo los relojes.

Mientras jugueteaban con el pequeño perrito que iba de pasajero en la parte de adelante del autobús, también se enteraron de la triste realidad que iba a sufrir el cachorro al no conseguir una familia sustituta.

«El señor que lo tenía lo iba a dejar a su suerte cerca de Misión Nevado para ver si alguien más se ocupaba de él», relata Natha.

A pesar de quedar cautivada por el cachorro, Natha recuerda que en ese momento le ganó el silencio y la indiferencia, y hasta se bajó de prisa de aquella camioneta sin mirar hacia atrás para no caer presa de la tentación de llevarse aquel perrito de ojos tiernos y nariz perfilada.

No pasó mucho cuando ese mismo día Oddy se volvió a cruzar en el camino de Nathasha. «Antes de entrar al trabajo pasé por el banco, sin embargo tuve que salir rápido para responder una llamada y ahí frente a mí estaba el señor con el perrito que supuestamente iba a dejar en Misión Nevado, lo abordé para saber qué había sucedido y me dijo que no había cupo para él, así que pensaba dejarlo en esa plaza para ver si alguien se lo llevaba».

Natha recuerda que discutió con el señor por su actitud indolente. Dejar a un perrito tan pequeño a merced de cualquiera no le parecía nada justo, sin embargo  la única respuesta que obtuvo de su contrincante fue «bueno, entonces quédatelo tú». Con indignación e impulsividad Natha tomó al perrito entre sus brazos y caminó lejos de aquel hombre insensible.

Confundida pero feliz escondió con delicadeza en el bolso a su nuevo amigo, ingresó de nuevo a la entidad bancaria, y a modo de broma le dijo a su entonces pareja: «oye tengo un perrito en el morral, ¿y ahora que hacemos?».

La felicidad también conlleva responsabilidad

Natha confiesa que para nada tenía planeado tener un perro en ese entonces. Sin embargo debía echar pa´alante con su decisión, por eso se presentó puntualmente al trabajo, esta vez con un compañero dentro de su morral.

Llegó directo a donde su jefa, abrió su bolso y sin titubear le advirtió «Me recibe con él o usted me dice si me regreso a mi casa». La repuesta fue positiva. Ese día, tal vez por primera vez, la tienda más antigua de Beco tuvo un ambiente pet friendly. Gerentes, empleados y clientes por igual quedaron enamorados de aquel perrito con suerte.

Hoy después de tres años juntos, Oddy es un perro de tamaño mediano con cara de ratón. Natha lo describe como travieso y fugitivo. «Cuando salgo de la casa a donde mi mamá, siempre se escapa y como sabe abrir la puerta, allá aparece a buscarme».

Natha y Oddy son el vivo ejemplo de que hay animales que en definitiva llegan en el momento oportuno y de formas misteriosas para demostrar que el amor y la empatía prevalecen ante la indolencia de algunos. Así fue como Natha asumió que Oddy era para ella sin siquiera saberlo.  

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