Una tarde hace ya 9 años, la señora Gloria recibió una llamada: «Hay una perrita abandonada aquí cerquita, ¿podrá ayudarla?
En aquel momento, era una situación complicada, tenía muchos animales y apenas podía alimentar a sus perros.
Aún cuando ella quería ayudar a la perrita, ese día consideró que simplemente, no podía asumir el caso.
Pasó el día y cayó la noche. La señora Gloria no paraba de pensar en aquella perrita, pequeñita, abandona y en la calle sin saber defenderse. No pegó un ojo aquella noche.
Al amanecer, se alistó y fue a buscarla, la buscó y la encontró, increíble, una perrita de raza poodle, sí, poodle, diminuta, esa raza que tanto piden, que tanto crían y que tanto comercializan.
La perrita estaba en la calle, en medio de la indiferencia de muchos. Podrían pensar que es de «alguien», pero la realidad es que en este caso, no era de nadie.
Llegaron a la casa, le puso agua y comida y la observó muy bien, porque por muy indefensa, puede estar enferma, podría contagiar a otros y sería terrible.
Lo cierto es que sí, efectivamente estaba enferma. Esa perrita orinaba sangre, no orinaba con sangre, no, ella orinaba sangre. Situación la alarmó muchísimo, porque nada más escandaloso que la sangre.
Ese mismo día la llevó al veterinario, sin dinero, pero con mucho compromiso por salvar la vida de esta perrita. Que por cierto, bautizó coneja, porque al estar atenta, sus orejitas se levantan y su mirada tan inocente… sí, la llamó La Coneja.
Al llegar al consultorio, el veterinario la examinó, la evaluó y le hizo un ecosonograma, este arrojó: Piedras en la vejiga. ¿Y ahora?

Casi de inmediato comenzó una aventura llena de complicidad y dedicación. Porque la conexión entre la señora Gloria y la Coneja, es algo especial, hay más que telepatía, hay mucho amor y complicidad.
Exámenes de sangre y tratamiento, la Coneja se preparaba para una cirugía. Con un acuerdo de pago y muchas responsabilidades, todo salió bien. Tres grandes piedras estaban dentro de la vejiga de aquella perrita.

El tamaño de esas piedras, ocupaban casi toda la vejiga. Con razón orinaba sangre. Cuánto dolor ha debido sentir. Muy duro. Lo bueno de todo es que pudo recuperarse.
Pero ya va. La historia no termina aquí.
Pasados unos 5 años. La Coneja volvió a presentar orina con sangre. Esta vez, si era orina con sangre. Justo a tiempo, corrió otra vez al veterinario. Misma situación, ya saben, compromisos de pago y más deudas, porque la salud de esta peluda, es importante para su mamá humana.

Salió muy bien. El veterinario explicó que hay perritos que tienen predisposición a la formación de cristales en la vejiga, La Coneja, es una de esas.
Hay tratamientos que podrían ayudar, pero en el caso de la Coneja, no funcionaron, las piedras no disminuyeron su tamaño y la primera vez, ya estaba demasiado avanzado el tamaño, para ta diminuta perrita.
Aprovechamos esta historia , para hacer un llamado a los dueños, tenedores o responsables de estos perritos de razas como poodle, maltés y similares:
- Por favor identifícalo, una plaquita un collarcito, ayuda mucho a que si llega a perderse, alguien podría coneguirlo y llamar
- Usa paseador, sí, son inteligentes, son apegados a sus dueños, pero siguen siendo perros y se pierden.
- Esterilizalo. Hay demasiados, sí, demasiados, muchos en situación de calle y muchos que abandonan, evita el sufrimiento de la indiferencia en la calle.
- Hay muchas jornadas de atención veterinaria, aprevéchalas por favor y no le niegues la atención veterinaria a tu animalito. Obsérvalo, cómo se comporta, cómo son sus excretas, cómo está su pelaje, eso dice mucho de él.
- No lo abandones a su suerte y mucho menos si está enfermo o es un viejito. La calle es muy dura.
¿Cuántos perritos has visto en la calle que parecen perdidos?¿A Cuántos has ayudado?¿Cuántos has visto muertos a mitad de la vía? Tal como decía Gandhi
La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales.
M. Gandhi
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